Continúan las investigaciones sobre los arsenales repletos de armamento moderno descubiertos en Piamonte, Lombardía y Toscana (Italia), arsenales de indudable origen neonazi, como lo demuestran las cruces gamadas y las citaciones de Hitler encontradas con las armas. Pero hay una pregunta a la que nadie ha respondido: ¿Se trata de nostálgicos del nazismo, de algún coleccionista de armas? ¿O estamos ante algo mucho más peligroso?
Los investigadores –según el diario italiano Corriere della Sera– siguieron la pista de «extremistas de derecha vinculados al batallón Azov», en Ucrania, pero no descubrieron «nada útil». Sin embargo, existen desde hace años pruebas ampliamente documentadas sobre el papel de ese formación armada ucraniana y de otras, que se componen de neonazis entrenados y utilizados en 2014, durante el golpe de la Plaza Maidan, orquestado por Estados Unidos y la OTAN, y en la agresión contra las poblaciones rusas de Ucrania en la región de Donbass.
Es importante precisar que la formación conocida bajo la designación Azov ya no es un batallón –como la define Corriere della Sera– de tipo paramilitar sino que fue transformada en regimiento, o sea en una unidad militar regular ucraniana de nivel superior.
El «batallón Azov» fue fundado en mayo de 2014 por Andrei Biletsky, más conocido como «el Fuhrer blanco», para ser una fuerza defensora de la «pureza racial de la nación ucraniana, para impedir que sus genes se mezclen con los de las razas inferiores», con lo cual habría de cumplir «su misión histórica de dirección de la Raza Blanca mundial en su cruzada final por su supervivencia».
Para conformar el «batallón Azov», Biletsky reclutó militantes neonazis que ya estaban bajo sus órdenes, siendo él jefe de operaciones especiales del partido neonazi ucraniano Pravy Sektor. El batallón Azov se destacó inmediatamente por su ferocidad en los ataques contra la población rusa de Ucrania, sobre todo en la región de Mariupol.
En octubre de 2014, el «batallón Azov» fue incorporado a la Guardia Nacional, dependiente del ministerio del Interior. Biletsky recibió los grados de coronel y fue condecorado con la Orden del Coraje. Después de ser retirado de la región de Donbass, el «batallón Azov» fue transformado en regimiento de fuerzas especiales y recibió tanques y piezas de artillería provenientes de la 30º brigada mecanizada. A pesar de haberse convertido en una unidad ucraniana regular, el «batallón Azov» conservó su emblema, que es una copia invertida del emblema de la unidad SS Das Reich, y mantuvo la formación ideológica de sus reclutas según el modelo de la Alemania nazi.
Como unidad de la Guardia Nacional, el ahora regimiento Azov ha recibido entrenamiento por parte de instructores militares de Estados Unidos y de otros países miembros de la OTAN. Según un texto oficial, «en octubre de 2018, representantes de los carabineros italianos visitaron la Guardia Nacional ucraniana para discutir sobre la ampliación de la cooperación en diferentes direcciones y firmar un acuerdo sobre la cooperación bilateral entre ambas instituciones». En febrero de 2019, el regimiento Azov fue desplegado en primera línea en la región de Donbass.
Más que una unidad militar, el regimiento Azov es un movimiento ideológico y político. Biletsky –quien creó en octubre de 2016 su propio partido, llamado Cuerpo Nacional– sigue siendo el jefe carismático, sobre todo para la organización juvenil que se educa según los principios enunciados en su libro Palabras del Fuhrer blanco. Esos principios exaltan fundamentalmente el odio contra los rusos.
Azov, Pravy Sektor y otras organizaciones ucranianas se dedican además a reclutar neonazis en toda Europa y en Estados Unidos. Después de recibir entrenamiento militar y someterse a un bautizo de fuego en acciones militares contra las poblaciones rusas de la región de Donbass, esos elementos son enviados de regreso a sus países, pero se mantienen vinculados con los centros de reclutamiento y de entrenamiento.
Eso sucede en Ucrania, país “socio” de la OTAN, en realidad miembro de facto de ese bloque militar, que obedece a las órdenes de Estados Unidos. Sabiendo todo esto, no es difícil darse cuenta de que las investigaciones sobre los arsenales neonazis hallados en Italia no podrán ir muy lejos. Y también se entiende por qué los mismos que se llenan la boca para hablar constantemente de antifascismo guardan silencio ante el resurgimiento del nazismo en el corazón de Europa.
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